jueves, 21 de febrero de 2019


REFLEXIÓN SOBRE FLIPPED CLASSROOM

   En el presente me encuentro inmerso en un curso sobre la metodología Flipped Classroom que sin duda abre un abanico de posibilidades nuevas por/para el docente, las familias y sobre todo, los estudiantes. Sin duda, la elección de romper con la metodología tradicional es un compromiso adquirido en la etapa universitaria y aunque me enfoque crítico ha cambiado: creo que uno debe quedarse con lo más productivo de cada metodología en vez de eliminarla, mi apuesta por metodologías vanguardistas e incipientes en la educación está sellada. 
   La metodología Flipped Classroom supone una perspectiva absolutamente diferente a la hora de afrontar el aula, ya que el docente pasa a un papel pasivo que, para ser honesto, ya lo llevo realizando desde mi inicio como docente. Me he decantado por la formación en esta metodología por dos cruciales motivos: se les facilitan recursos a los estudiantes que pueden ser empleados sin limitación temporal ni geográfica, y por otro lado, se le da un vuelco a la organización didáctica en el aula, proporcionando un proceso de enseñanza/aprendizaje basado en la práctica. 
   En resumen, la vida es práctica, aunque la teoría es completamente necesaria. Esta metodología reúne ambas partes modificando las reglas del juego: no limitación geográfica, no limitación temporal, estudiante como centro del proceso, más práctica para desarrollar: el Perfil Competencial, habilidades emocionales y las competencias.

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